Recuerdos de otras vidas

La música que escuchaban sus abuelos la transportó al pasado, y se preguntó cómo podría salvar sus recuerdos del olvido... Tantas vidas vividas y en su nueva infancia se veía desfavorecida por aquella memoria que cada día le arrebataba viejos recuerdos, desdibujando poco a poco sus contornos hasta esfumarlos. Como aún no sabía escribir, decidió pedirle a su hermano que la grabe mientras contaba cuentos, en los cuales narraba sus historias a través del tiempo. Muchos años después escucharía esas historias, e incluso se las contaría a sus nietos, habiendo olvidado que la protagonista era ella.

El habitante de la casa en el árbol

Los hombres del pueblo lo consideraban loco. Era solitario y tenía un negocio de casitas y comederos para pájaros. Contaba que de niño soñaba con casas en los árboles y no dejaba de dibujarlas. Un día sintió un fuerte llamado, como el canto de una sirena, que lo llevó a seguir a una bandada de aves. De ese modo fue guiado hacia aquel árbol, sobre el que años más tarde construiría su casa y de cuyas ramas colgaban las casitas de sus amigos alados.

Encuentro prohibido

Tras las sábanas blancas, tendidas al sol, José le hizo señas. Elsa dio un rodeo por el jardín de sus abuelos, evitando ser observada por su familia. 
Cuarenta años después, y sin haberse vuelto a ver, el aroma a ropa recién lavada aún les recuerda aquel primer beso.

Caminando

"No te preocupes, voy caminando", le dijo a su tía al avisarle que iría a visitarla. Por primera vez en cuatro años no era mentira, ya que su moto estaba rota. Casi todas las semanas la llamaba, se quedaba chateando un rato con sus amigos, y luego iba en moto. Esta vez se aseguró de salir con tiempo. A las pocas cuadras comenzó a disfrutar de la caminata: un pie en una baldoza, el otro más adelante, sin pisar las juntas, y pronto volvió a sentirse un niño jugando en esas veredas.

El cofre de los secretos

"Escribir jugando", de El Blog de Lídia
Reto de Julio:
Crea un microrrelato o poesía (máx 100 palabras) inspirándote en la carta.
En tu creación debe aparecer la imagen del dado: un candado.
Opcional: Que la historia contenga la palabra Grimorio.
Días antes de cumplir 22 años el conde recibió un sobre de su madre, muerta 8 años atrás. Al abrirlo encontró una carta y una pequeña llave. Muy pronto la carta estaba impregnada del sudor de sus manos, mientras su rostro había perdido todo color. Tomó aire mientras obsevaba la llave y volvió a leer: "Seguirás siendo conde, ya que todos lo ignoran, solo creí necesario que supieras quién fue tu padre. Con esta llave podrás abrir el candado de mi cofre y encontrarás su grimorio y mis diarios. Es parte de tu historia".

Esa noche

Volvía a su casa, mirando las estrellas, cuando sintió que lo seguían. Apuró el paso y al llegar a la calle un auto le cercó el paso. Le vendaron los ojos y fue conducido al interior del vehículo, que arrancó al instante. Sabía que eran varios, y ninguno respondía sus preguntas. Al bajar del auto atravesaron una puerta giratoria y luego entraron a un ascensor que comenzó a subir. Al bajar sintió el viento en su piel. La venda se soltó mientras oía: "Sorpresa! Feliz Cumpleaños!".

Reunión de amigas

"Escribir jugando", de El Blog de Lídia
Reto de Junio:
Crea un microrrelato o poesía (máx 100 palabras) inspirándote en la carta.
En tu creación debe aparecer la imagen del dado: una rana.
Opcional: Que la historia ocurra durante el Solsticio de Verano.
Días antes de empezar a construir su casa, Eudora las recibió en su terreno. Era el lugar perfecto para celebrar el Solsticio de Verano (algo había que celebrar, sino pasarían la noche llorando...).
Encendieron el fuego aún a la luz del sol, que se resistía a marcharse. Acompañadas por los grillos y el croar de una rana confianzuda, comenzaron a cantar alrededor del fuego. El canto dio paso a la danza, bajo la luz de miles de estrellas. Al amanecer, el sol las encontró charlando, entre risas y lágrimas, sabiendo que por años no volverían a verse.

Guiso de reencuentro

El guiso hierve a fuego lento, desprendiendo un aroma a condimentos y a hogar. Los invitados se acercan, se les hace agua la boca. Celebrarán el regreso de Julián y Sonia al pueblo. Alguien oye el galopar de los caballos:
— Ahí vienen! Traigan los cuencos, podemos comenzar a servir!

Llegan noticias

Subió las escaleras corriendo. Hacía casi un año que no recibía correspondencia y el sobre parecía quemarle en las manos. En momentos así lamentaba vivir en un edificio sin ascensor. La subida resultaba eterna...
Ya en el 7°E se sacó el abrigo y las botas, y preparó un té. Con la taza en una mano y el sobre en la otra caminó despacio hacia el escritorio. Por la ventana vió que comenzaba a llover. Tomó la pequeña daga y abrió el sobre. Dentro había una postal con un esqueleto de dinosaurio. Al otro lado su caligrafía: "Vuelvo pronto".

Aquella fogata

Esta mañana, mientras cortaba el cesped, me entró una pestaña al ojo. Verla en la yema de mi dedo, sumado al aroma del pasto, me transportó al pasado, a aquella fogata con mis primos... Juntamos las ramas con una mezcla de ansiedad y cautela, era la primera vez que nosotros podíamos preparar el fuego. El gran debate fue quién lo iniciaría. Gracias a una pestaña gané el privilegio de encender la cerilla. Imposible olvidar aquel sentimiento de libertad al observar las llamas, y el brillo que reflejaban en nuestos ojos.

Rugido

Joaquín cruzaba el puente colgante, acompañando el paso lento de Rugido, cuando una de las maderas crujió bajo el peso del animal. Tensó la soga, intentando detenerlo, al tiempo que el león trastabillaba y las maderas se quebraban. No logró ver la caída. Fue todo tan rápido que se descubrió aferrado a la baranda del puente, mientras el agua lo salpicaba luego de tragarse a Rugido. Parpadeó un par de veces, aún conmocionado, y notó como el silencio se cernía a su alrededor. Su vista estaba fija en el agua, pero Rugido no había salido a flote, y el río seguía su curso normal, llevando unos trozos de madera como único rastro de lo ocurrido.
Retrocedió lentamente hasta bajar del puente y llegar a la orilla. Sabía que el río era muy profundo en esa zona, y que el impacto con una roca podría haber sido mortal. Lo raro era que el cuerpo no apareciera. Deseó estar en medio de una pesadilla, y maldijo el momento en que decidió hacerle caso a un extraño sueño en el que Frida le hablaba.
Frida había sido la leona principal del circo durante muchos años. Gracias a ella Joaquín se convirtió en una estrella: el mejor domador de leones de la región. Aún recordaba la mañana en que nacieron sus cachorros, era un invierno demasiado crudo y el circo no pasaba un buen momento. Logró que sobreviviera un único cachorro: Rugido, y ahora era responsable de su desaparición o, peor aún, de su muerte.
Los últimos meses Rugido había empezado a perder el pelo, y la medicina recetada por el veterinario no parecía hacer efecto. Días atras Joaquín se había dormido pidiendo alguna señal. Esa fue la noche en que soñó con Frida, muerta dos años atrás. La leona le decía que Rugido dejaría de perder el pelo si lo llevaba a pasear la noche después de luna llena. Al despertar miró el calendario y vió que faltaba menos de una semana para el día indicado, y que no coincidía con día de función. Por lo que decidió no comentar con nadie el mensaje recibido.
Caminó un trecho río abajo, sin saber qué hacer. Jamás había sacado a Rugido del perímetro del circo, y no podía volver solo... Sin pensarlo, retornó al puente, caminó con paso firme, evitando tomarse de la baranda y con los ojos cerrados. El agua helada lo recibió con un fuerte impacto.
A la mañana siguiente, en el circo, Joaquin despertó con un ataque de tos y tiritando. Desconocía como había llegado a su cama, si hubiera sido una pesadilla no tendría la ropa aún húmeda. Se cambió deprisa y salió muerto de miedo, ¿cómo explicaría la desaparición de Rugido? No tenía coartada preparada. A su alrededor el movimiento era normal. No podía ser que nadie hubiera notado la falta de un león... Al acercarse a la jaula escuchó unos pasos, era Rugido: sano y salvo en su jaula. Esa tarde pidió permiso para dar un paseo y fue hasta el río, había unos hombres reparando el puente.
Nunca supo qué ocurrió realmente aquella noche, ni volvió a soñar con Frida, lo único cierto fue que Rugido no volvió a perder el pelo.

Te espero

Hace poco te marchaste y ya espero tu regreso. La galería está tan colorida! Los macetones se llenaron de flores, y sus aromas inundan el cálido aire. Revolotean alegres las mariposas, al igual que los pájaros que cada mañana me despiertan con sus cantos. Ojalá regreses pronto, hay veces que te adelantas, o vuelves al poco de marcharte.
Te espero sentada en esta galería, mientras el sol calienta mi piel, y mis pies disfrutan del frío de las baldosas. Los días son muy largos, pero lo compensan las frutas maduras que recojo cada tarde. De nuevo el abanico se convierte en mi fiel compañero. Cuanto más te espero, más temo que este año no regreses. Ya lo has hecho en otras ocasiones... Tal vez uno o dos años sin aparecer, y la espera se hace eterna.
Desde la galería te espero, mientras los árboles se tiñen de amarillo, ocre y anaranjado. Al caminar escucho el crujir de las hojas secas bajo mis pies. El viento hace remolinos y las reacomoda en los rincones y delante de las puertas. Se acortan los días, las noches recuperan horas, y presiento que te vas acercando. Nunca sé cuando aparecerás, algunas veces te instalas y, otras, realizas una visita fugaz.
Con un té caliente y bien abrigada te espero en la galería. Los árboles están desnudos y el cielo gris. Estás llegando, lo sé. Me incorporo y, al bajar los escalones, los primeros copos aterrizan en mis manos. Nieve, al fin has vuelto!

El laberinto de su vida

El ingreso al laberinto era tan sobrio, que nadie imaginaba los rincones de ensueño que existían al adentrarse en él. La anciana, sabia desde su infancia, comenzó a diseñarlo aún antes de aprender a caminar. Sabía que lo constuiría un importante paisajista, al que no conocería hasta el día de su muerte. Gracias a su tenacidad consiguió el permiso para recorrerlo, y presintió su hora final. Se adentró por los intrincados senderos, maravillándose en cada giro y recoveco. Al llegar al centro sintió que él le tomaba la mano y, antes de poder verlo, sus almas iniciaron el vuelo.

Incendio forestal

La noche posterior al incendio, los gnomos dorados volamos a bordo de las águilas, rumbo al islote del lago central. Durante el viaje escuchamos el rugido del jaguar, anunciando la reunión a otras poblaciones. Desde lo alto se veían los árboles calcinados que, cubiertos por una capa de ceniza, parecían huesos. Nuestras lágrimas se evaporaban mucho antes de llegar a ellos. Hacía demasiado tiempo que no nos reuníamos, y era el momento de recuperar nuestro hogar: el bosque.


Escrito para el Reto 5 líneas, de Adella Brac.

Contra reloj

Salió volando, de nuevo iba retrasado. Temía lo peor si esta vez no llegaba a tiempo. Al detenerse, en la entrada, sus huesos parecieron reacomodarse, y crujieron varias de sus articulaciones. Respiró profundo y entró cauteloso, intentado no hacer ruido. Estaba todo en penumbras, el rugido del león retumbó en sus oídos al tiempo que la identificaba, tres filas más adelante, junto al pasillo. Misión cumplida: llegaba a tiempo para ver la película desde el inicio.

Lo escribí pensando en el Reto 5 líneas de mayo, pero me equivoqué con una de las palabras... Lo comparto igual por acá y escribiré otro microrrelato para participar.

El guardián del tiempo

"Escribir jugando", de El Blog de Lídia
Reto de Mayo:
Crea un microrrelato o poesía (máx 100 palabras) inspirándote en la carta.
En tu creación debe aparecer la imagen del dado: un cofre / un tesoro.
Opcional: Que la historia contenga la palabra sueño/s.
En una cabaña, en lo alto de la montaña más alta, vive un anciano de largas barbas. De él depende el transcurso de los días y las noches, de las estaciones y los años. Lo llaman el guardían del tiempo. Pocos saben que su reloj a cuerda contiene un pequeño cofre, que a intervalos indefinidos se entreabre y deja escapar, como pequeños tesoros, la combinación exacta de confianza y valentía que las personas necesitan para cumplir sus sueños. Tesoro que sólo reciben quienes, en ese preciso instante, estan viviendo en el presente, sin contaminaciones de pasado o futuro.

Sueños de luna llena

Cada año, millones de estrellas fugaces se veían desde su ventana en la primer noche de luna llena del solsticio. Con cada una podía pedir un deseo, pero ninguno debía repetirse, y eran tantas las estrellas que el desafío era seguir sólo a una en su recorrido por el cielo, pensando en un único deseo. Ese año su sueño fue muy claro. Miró a lo alto del cielo y al ver la estrella más alta deseó seguir a su corazón, mientras sus ojos la acompañaban hasta perderse en el mar. 


Escrito para el Reto 5 líneas, de Adella Brac.

La prisionera

"Escribir jugando", de El Blog de Lídia
Reto de Abril:
Crea un microrrelato o poesía (máx 100 palabras) inspirándote en la carta.
En tu creación debe aparecer la imagen del dado: un libro.
Opcional: Que la historia contenga el número 40.
En aquella celda su vida era gris, vestía de blanco y negro, vivía en penumbras, las sombras eran su principal compañía. La mañana del día 40, junto al pan y al agua diarios, encontró un libro. Hacía años que no leía... Lo abrió antes de tocar el pan, pese a que su estómago ya se quejaba. Frase a frase se fue internando en la historia, y su interior se fue iluminando, brillante y colorido. Un rayo de sol ingresó por la diminuta ventana, y hasta el pan duro le pareció un manjar mientras disfrutaba de la lectura.

Presentación en el Día del Libro

Hace tiempo que tengo ganas de iniciar un blog para compartir algunas cosas que escribo. Y también, debo reconocerlo, para intentar ser más constante con mi escritura y animarme a que otros me lean.

En el año 1995 se proclamó el 23 de abril como el "Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor". Si no me equivoco, ese año fui por primera vez a la Feria Internacional del Libro, en Buenos Aires, a la que iría sin falta durante veinte años, hasta que me mudé a otra provincia. (Y es una de las pocas cosas que extraño de vivir allí.)

Tuve la suerte de crecer en una casa con muchos libros, y de visitar librerías desde chica. Las bibliotecas y librerías son lugares donde pierdo la noción del tiempo con una facilidad increíble... Años atras era una compradora compulsiva de libros, comprando muchos más de los que llegaba a leer, y lo he agradecido enormemente cuando no tuve la posibilidad de comprar nuevos.

No es casual que la primer entrada del blog sea para el Día Mundial del Libro: mi amor por los libros y las historias leídas fue la semilla que inició el deseo de escribir mis propias historias. La literatura es mi gran refugio, mi modo de conocer otras culturas, de experimentar (por medio de los personajes) otras formas de pensar y de ver el mundo, de descubrir lugares, de viajar, de ir a otras épocas, de vivir mil vidas en una.

Feliz Día del Libro!