Tras las sábanas blancas, tendidas al sol, José le hizo señas. Elsa dio un rodeo por el jardín de sus abuelos, evitando ser observada por su familia.
Cuarenta años después, y sin haberse vuelto a ver, el aroma a ropa recién lavada aún les recuerda aquel primer beso.
¡Es genial! La imagen intenta serviros de ayuda para despertar emociones, pero es que tu texto las despierta todavía más. Me ha encantado. ¡Gracias por participar!
ResponderBorrarMuchas gracias por tu comentario! Me alegra que te haya gustado
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